Relato corto: Poderosas encerradas, cazados caballeros de Kassfinol

Relato corto poderosas encerradas cazados caballeros

Título: Poderosas encerradas, cazados caballeros

Autora: Kassfinol

Todos los derechos reservados

Género: Fantasía Oscura

Salir de donde tenía tiempo encerrada no fue fácil. Debí correr mucho, sin descanso para poder avanzar sin ser atrapada en ese frío y oscuro bosque. No sabía en donde estaba, mi instinto solo me gritó que corriera sin detenerme. Estaba descalza, mis pies se llevaron la peor parte de todo, estaban lastimados, con heridas lacerantes, y me ardían por la cantidad de piedras, ramas y raíces que pisé. Mis manos también estaban heridas, al igual que mi rostro. En cuanto logré salir del bosque, debí caminar muchos kilómetros en una calle solitaria, no podía ver bien mi aspecto, pero debería de ser horripilante porque varios vehículos pasaron y ninguno se detuvo a auxiliarme. ¿Bueno qué esperaba? ¡Hoy todos se disfrazaban!

Mierda, estoy contra reloj —me quejé.

Tomé un descanso, por la poca ropa que llevaba comencé a sentir frío, así que me urgía buscar la forma de conseguir protegerme, necesitaba cambiar de apariencia. Me concentré en lo que estaba a mí alrededor, y logré escuchar el sonido de un pequeño riachuelo… por eso me encantaban las montañas, porque había lugares donde podía conseguir con facilidad el preciado líquido.

Me limpié el rostro e intenté lavar mis ropas, para quitar un poco la sangre y manchas de los árboles y así poder causar menos temor a las personas que se me acercaran.
Así fue, en cuánto tomé de nuevo el camino hacia la carretera, venían dos automóviles. En uno percibí que venía una mujer con un niña, en ese momento me escondí, no quería que la infante se asustara por mi presencia; pero en el segundo carro que se acercaba venían  dos hombres, sabía que si llamaba la atención de ellos, podrían ayudarme a terminar de pasar por esta terrible situación.

Como era de esperarse el automóvil se detuvo cerca de mí.

—¿Señorita qué le ocurrió? déjeme ayudarle —dijo el hombre un poco moreno, que aparentaba unos veinticinco años, la edad perfecta para darle calidez a cualquier mujer, ya que son un poco más maduros y conscientes de su realidad.

Como pude le sonreí debía concentrarme para mantener mi rostro apacible y evitar que se escandalizaran con mi terrible dolor. No quería asustarlo, no era un buen momento.

 —¿Quién le hizo esto? ¿Por qué está así? Es evidente que por esos moretones, su cabello y delgadez tiene mucho tiempo en descuido, ¿la raptaron? ¿Usted estaba secuestrada?

Hice silencio y observe cómo me invitó a ingresar al carro, pero el muy idiota no me tocó.

El otro hombre que iba delante del volante, una vez que estuve dentro del automóvil continuó por el camino, pero esta vez iba concentrado en llevarme a un hospital, sabía lo que pensaba, la mente de los tipos como este, era un libro abierto para mí. Así los encontraba más fácil. De hecho hasta se estaba quejando de que estuviera toda maltratada, porque él encantado de la vida podría amordazarme y violarme una y otra vez hasta el cansancio, pero estaba con su mejor amigo, así que ese era su limitante.

—Oye, mujer, ¿cuál es tu nombre? —insistió el moreno, tocándome el hombro. —Dime que estás disfrazada, Dios, dime que lo estás, y si es así… déjame decirte que es el mejor disfraz que he visto en años.

Hasta que al fin el maldito hizo lo que necesitaba —tenía que ser tocada por un hombre para poder tomar la apariencia que deseara y dejar de sentir los dolores de una mortal —admití en mi mente agarrando fuerzas.

 En cuanto me dio el poder de manifestarme, sabía que podría tener completo control de la situación. Cuando cambié, el semblante del joven se puso blanco como una hoja de papel, el otro estaba concentrado en sus cochinos pensamientos, un poco distraído de lo que estaba a punto de suceder en su asiento trasero.

Podía sentir cómo mi rostro y manos volvían a tener esa sensación tersa y hermosa, acaricié mi rostro y ya las heridas se habían cerrado, mis harapos poco a poco se fueron convirtiendo en un hermoso vestido negro y cuando pasé las manos por mi cabello, el mismo se desenredó quedando sobre mí como una cascada negra, larga y muy brillante.

—Eeee-eee-eee ¿qui-en-en-en-e-e-e-eres? —tartamudeó.

—No soy tu pesadilla, soy la de él, pero tú estuviste en el lugar indicado, en el momento equivocado.

Apenas le hablé en un susurro, no debía perder las pocas fuerzas que el joven me había dado. Ya había malgastado mucha energía en mi vanidad de verme bien.

La verdad era que me encerraban desde hacía siglos para que no pudiera lastimar a nadie durante todo un año, pero este sería mi momento, él me había dado minutos para poder anclar mi vida a este mundo de una forma inteligente.

Lo acerqué a mí y aspiré su fuerza vital, la misma salía por todo su cuerpo e ingresaba por mi boca, cuando terminé, el tipo se desplomó sobre el asiento, sin vida, con la piel pegada al cuerpo, como si en cualquier momento se pudiera reducir a polvo; cuando alcé la vista, me di cuenta de que todo mi accionar lo había visto su compañero.

—¿Qué? ¿Ya no te provoca amordazarme y violarme hasta el cansancio? —Mi voz fue un estruendo dentro del vehículo —el sarcasmo que brotó de mi piel era palpable, pero asumía que mi rostro era de total y compresible burla hacia el idiota humano.

El tipo de intensos ojos café estaba atónito, no podía decir palabra por el miedo que sentía, todo su cuerpo temblaba en reacción al mismo.

—¿Qué eres? ¿Qui-qui-qui-en eres? ¿Cuál es tu nombre? —casi ni escuché su voz, estaba realmente atemorizado.

En segundos estaba sentada en el asiento del copiloto, sonriendo y no puede evitar sentarme un poco de lado y subirme el vestido de manera sensual, a una buena altura donde se vieran mis largas y bellas piernas. Para divertirme y asustarlo un poco más dejé salir gusanos y serpientes a la altura de mis pies; los ojos desorbitantes del hombre me demostraron que estaba bien espantado.

Quería asustar hasta la médula al maldito, así que detuve el motor del automóvil sin aviso. Mi cuerpo era inamovible, pero el de él salió volando por el parabrisas, rompiendo el vidrio y rodando unos metros fuera de este. En cuanto se comenzó a levantar para huir, me coloqué a su lado. Fue en ese momento cuando los gusanos, ciempiés y serpientes empezaron a caminar por sus manos y cuerpo, en un baile sangrante, hermoso de ver. Él se desesperó y empezó a gritar por ayuda.

Me agradaba más cuando sus pensamientos me deseaban, pero no podía evitar disfrutar de su miedo y agonizantes gritos de dolor. Tenía una pierna quebrada y su brazo derecho muy herido, este tipo de sangre la podría oler a kilómetros, este puto asesino y violador de jovencitas sería exquisito.

Lo levanté sin esfuerzo por el cuello y sonreí, para dejarle ver mi real dentadura. Unos dientes filosos y un poco largos que sobresalían de mi ahora hermosa boca.

—Suel-el-ta-me-me —rogó y sentí repugnancia por su cobardía, el malnacido se estaba orinando los pantalones.

—Supongo que muchas te imploraron lo mismo, pero no les hiciste caso, ¿ahora estás de iluso suplicando lo mismo? La vida no tardó en entregarte lo que has dado ¿No?

—Suel-ta-ta-meeee te lo supli-pli-pli-co —el infeliz se atragantaba con su propia saliva y sangre.

No pude evitarlo, apreté más su tráquea no quería volverlo escuchar hablar.

—Cómo vas a morir, te diré quién soy, solo para que en el infierno digas quién te mató, mira que llevo la maldita cuenta de los que he asesinado.

Las lágrimas del tipo empezaron a correr. Que denigrante, me provocaba escupirlo, pero no escupo mi comida.

—Soy una Boszorkány Eltemetett, creo que se te olvidará el nombre, te lo diré en español para que lo entiendas, soy una Bruja Enterrada, en mis días de vida en este mundo de mierda, hacía encantamientos y amarres a los hombres. Incentivada por mujeres desesperadas, pero todos terminaban en tragedia, por eso fui maldecida siendo amarrada y enterrada viva, para solo salir una vez al año y poder comer de una sola alma, no me contuve con tu amigo, era divinamente un caballero, pero contigo me voy a llenar.

—¡Boszorkány, detente! —Exigió mi puto protector detrás de mí.

—¿Y ahora qué quieres? Me estás estorbando. —le contesté fastidiada.

—Dije que te detuvieras, ya comiste una vez, debes esperar el próximo año para hacerlo de nuevo, he venido como siempre a amarrarte.

Esta vez no será sencillo —pensé sonriendo.

El hombre fuerte, hermoso, imponente y guerrero, me amenazaba con una filosa espada. Y el hierro punzante me producía molestia a la altura de mi columna vertebral.

No me importó estar siendo advertida, en segundos, apreté un poco más y escuché el crack del cuello del infeliz cuando se quebró entre mis manos.

Mi protector sin aviso, incrustó la espada en mi espalda y atravesó todo mi cuerpo. El hecho no me dolió, estaba demasiado fuerte, había comido el alma de un caballero. No había sido tan enérgica en años.

Debí haber roto antes las reglas, que tonta fui.

—Este año, eso no va a ser sencillo ¿cierto? —musitó mirándome a los ojos, sin miedo.

Negué con la cabeza con una sonrisa en la cara. Amarraría al infeliz y así podría estar en este mundo para seguir alimentándome de hombres sádicos y maltratadores, aunque después de este último, estaba segura que cambiaría el menú. Los hombres sinceros y caballeros eran más divinos y me ofrecían mayor fuerza.

Absorbí la poca esencia del infeliz que acababa de asesinar. Su alma estaba a un lado de nosotros, aterrada, confundida, porque podía ver lo horrible y aterradora que era en realidad mi esencia.

—Vete al infierno maldito engendro, eres más feo que yo, así que cambia la cara —exigí con un tono de voz terrorífico, tanto que el alma en modo de reflejo se tapó los oídos como si aún estuviera vivo— ¡Es que aparte de desgraciado también era un puto bruto!

—Te toca también irte a tu pequeño infierno, claro uno menos caluroso del que le tocó a ese infeliz que acabas de asesinar —insistió mi protector con media sonrisa en el rostro.

—Tengo el presentimiento de que te va a costar. —Volví a responder entre risas.

Mi protector hundió más la espada, hasta el punto de colocar su pecho contra mi espalda.

—Gracias por este descuido, muchas gracias por el acercamiento.

No sabía si funcionaría… tenía que intentarlo.

En un rápido movimiento me di la vuelta y lo tomé por el cuello y apreté sin dudarlo; ignorando mi dolor, terminé recitando un potente hechizo; por algo era la reina de los amarres entre los vivos y mis antiguas compañeras.

“A férfi el fog állni,

mert a boszorkány fog futni

én örökre menekülni

és ez az ember minden találkozás fog halni

A mai és mindig is lesz

az én hatalmi Én mindig nyerni.”

“El hombre se va a detener,

Porque la bruja va a correr

Eternamente voy a huir

Y este hombre en cada encuentro va a morir

Porque desde hoy así siempre será

Con mi poder siempre te voy a ganar.”

El protector cayó sobre el asfalto inmóvil siendo asfixiado por fuerzas tan poderosas como él mismo, ese hechizo había funcionado, seguía siendo buena invocado.

Él moriría de la misma manera, cada vez que me tocara y como solo él era el que me cuidaba por asignación divina, sería relativamente libre por siempre, lo interesante del asunto es que no volvería a estar enterrada.  

***

La bruja acomodó su hermoso vestido negro y se marchó caminando, anhelaba que pasara otro hombre por el camino y poder terminar haciendo lo mismo.  

Por años la bruja se encargó de soltar a la mayor cantidad de compañeras enterradas, asesinando de forma cruel a sus protectores. Todo lo hacían los treinta y uno de cada Octubre, fielmente cada año, para que al día siguiente sus compañeras fueran enterradas de nuevo, luego de una lucha cuerpo a cuerpo con los reaparecidos protectores que se materializaban frente a ellas para volverlas a encerrar.

Su hechizo nunca funcionó con otro protector u otra bruja, tristemente solo sirvió para su liberación, pero contaba que cada vez eran más largos los plazos de tiempo en que tardaba en reaparecer los protectores… ya que millones de humanos le rendían cultos y ofrendas a los muertos y a entidades que ellos creían conocer, pero que potenciaban los poderes mágicos de esas brujas.

Lo drástico de todo era que las brujas que eran liberadas por esas horas seguían la misma dieta de su salvadora y desde entonces empezaron a desaparecer de este mundo los hombres sinceros y caballeros, las brujas eran las únicas que siempre estaban a su alcance, ya que los reconocían a kilómetros de distancia, y estos siempre eran los primeros en socorrerlas.

Por su parte la Boszorkány se escondía el resto del año, cazando diariamente a todo tipo de hombre para así confundir y resguardarse de su protector. Era una eterna persecución donde la astuta bruja llevaba siempre un paso adelante… De todas formas, él no se podía acercar lo suficiente sin morir. La situación siempre estará a favor de esa sagaz bruja.

Kassfinol

Si eres hombre espero que jamás te topes con ella; y si eres mujer espero que jamás la invoques, porque para confundir a su protector siempre reclama lo otorgado.

Si te gustó o lo odiaste, déjame dicho en los comentarios. Te lo voy agradecer. =)

¿Quieres leer más historias gratuitas? Puedes conocerlas aquí:

Varios relatosTodos gratuitos    

Si quieres leer mis novelas llenas de acción, amor, seres sobrenaturales debes ir aquí:

Todas mis novelasEn Kindle o papel