Libro 1: Serie Invocación – Entre el Infierno y la tierra – Capítulo 13

Capítulo 13 (Lonhard)

Creo que quinientos años siendo un demonio, arrogante y sobreviviente del mismísimo infierno, jodieron mis modales ¿Cómo se me ocurre tomarla así? Decirle que prácticamente quería acostarme con ella.

Claro que entiendo su reacción, quiso disimular, evadir lo que en verdad sintió al escuchar mis palabras. ¡Ella se excitó! percibí su magnífico olor, percibí como su fragancia corporal aumentó bruscamente, debí largarme de ahí en cuanto pude.

El estar seguro que me deseaba, sabiendo como mi cuerpo reacciona ante ella, crea un gran problema entre nosotros… preferí huir como una niñita que exponer su cuerpo a mí fuerza, ella no es fuerte como para soportarme, es demasiado frágil.

—¡Obviamente, Lonhard, recuerda que ella es una mortal! —musité. —Me llevan mis miserables súbditos del infierno —dije en voz alta— ¡Angi cocina como nadie! Esconder mi erección mientras comía no fue un verdadero problema, pero al darme cuenta que toda esa comida al final no la vomitaría provocó que mi sexo doliera de anticipación, quería comerme a Angi entera.

Estaba eufórico por poder comer después de tanto tiempo.

¿Quién iba a imaginar que un demonio como yo sé excitaría por una mujer solamente porque le cocinó?

—Que me jodan, esto no es normal —susurré y se me salió un suspiro.

¡Maldición! no quiero depender de una humana mortal para vivir, para poder sentir. Y cuando ella muera ¿Qué? ¿Qué será de mí? Todo esto era una mala situación, entre más días pasaban, peor se tornaba nuestra relación.

Por otro lado, tenía un pequeño detalle llamado Lucifer, ya me demostró que en la carta dijo muy poco, pero todo aquello significaba mucho, sobre todo en la parte donde especificó:

“Podrás ser de nuevo maldecido y castigado, sólo quería decirte que, si yo accedí a sacarte de este tu hogar, fue sólo por eso… Buen viaje y feliz regreso”

¡El muy infeliz! Ese desgraciado me haría regresar al infierno. Estaba completamente seguro, esto no era más que un juego para él.

—Sí… sí… ¡claro que lo es!

Pero de algo estaba seguro si tenía que asesinarla para liberarme de ella, del hijo de puta de Lucifer y de toda esta mierda… ¡lo haría! Estaba decidido a no regresar al infierno… por ninguno de los medios… tampoco estaba dispuesto a seguirle el juego a ese desgraciado, de ninguna manera le daré ese gusto ¡mi vida no es el entretenimiento de nadie!

Hablando de vivir, compré un piso en los apartamentos que están frente a los edificios donde vive Angi, quiero tenerla cerca, pues si llego a perderla no podré encontrarla con la misma facilidad que tenía antes, que era a través los sueños.

Pienso que su miedo o desconcierto al conocerme personalmente rompió con ese aspecto de poder soñar con ella u ocurrió alguna otra cosa que desconozco, ya que desde que nos vimos en persona no he podido estar ni entrar en los mismos sueños de ella, sólo caigo como muerto y listo. Ese aspecto de los sueños ya no es como antes y lo peor es que tengo que admitir que esa situación me preocupa, me tiene muy incómodo.

Aunque pensándolo bien, sabía perfectamente cómo podría conseguirla en el mismísimo infierno si ella llegara a estar en ese lugar, sólo tenía que mantener varias veces relaciones sexuales con ella, dejando así que su olor me consuma, ya luego de ese acto con sólo pensar en ella estaría en cualquier lugar en el que Angi estuviera.

Gracias a Lucifer y a todos los desdichados, que ella no era una demonio sino también podría tener esa habilidad sobre mí una vez hecho el acto, eso sí que sería angustiante, soy muy receloso con lo que hago, no me gusta tener a nadie encima viendo que hago o dejo de hacer.

Por otro, lado menos mal que en el pozo de los condenados esa habilidad es poco usada por las demonios, pues ellas se acuestan con cualquier demonio, pero no están el tiempo suficiente con un solo demonio para desarrollar esa habilidad, ya que otras de las consecuencias es que ellas terminaban siendo dependientes del macho con el tiempo, algo que a ninguna demonio le gustaría sufrir, eso de depender no va con ellas.

¿El porqué de todo esto?… obviamente gracias a Lucifer… él mismo provocó esta maldición sólo para evitar que se crearan los sentimientos en el infierno, claro que otro motivo fue promover la promiscuidad.

Es inteligente el desgraciado, le encanta jugar con las condiciones de los demás, él es digno de estar en ese puesto, jamás nada de lo que hagas te causará felicidad, siempre te hará vivir en miseria mientras vivas en el infierno o estés cerca de él.

Me levanté para irme hacia mi habitación, el apartamento era espacioso, pero tenía pocos muebles, no había logrado tener tiempo para comprarlos o robarlos. De repente todo se volvió negro y apenas logré escuchar un duro golpe.

—¡Maldición! —Miré el reloj— ¿Cuántas horas han pasado?

¡Se volvió a dormir Angineé!… ¡que me lleve el que me trajo!… que dolor de cabeza tengo, esta vez mi cráneo rebotó contra el piso. Angi debería avisarme cuando se disponga a dormir, tomaré esa posibilidad en cuenta y se lo diré en cuanto vuelva a verla.

—Me lleva el diablo —dije en voz alta levantándome del suelo como pude.

Falta sólo una hora para las dos de la tarde, necesito alistarme para buscarla.

Fui rápidamente al cuarto, alisté la primera ropa que vi en el closet, me desnudé en la misma habitación, caminando desnudo hacia el baño. Tomé una rápida ducha mientras por ningún momento dejé de pensar en esa mujer.

Al salir me vestí rápidamente, luego me dispuse a verme en el espejo para cortar mis cuernos, la acción era muy dolorosa. Me provocaba gritar del dolor, pero prefería apretar mi mandíbula con todas mis fuerzas que verme débil a mí mismo frente al espejo.

Lo peor de todo esto es que cada vez que pienso en Angineé los condenados crecen, como si ya no fuese suficiente que me creciera algo entre las piernas —sonreí con ironía al recordar como mi entrepierna cobraba vida al tenerla en frente.

Es una lástima que sea humana, sino a estas alturas ya fuese mía, esta anticipación y excitación serían más soportable si por lo menos ella fuera inmortal. Pero bueno, nada es perfecto… tendré que aprender a vivir con ello mientras solvento de una buena vez esta situación.

Desmaterializándome frente a la puerta del apartamento de Angi, toqué dos veces, pero no escuché respuesta y obviamente tampoco salió. Volví a golpear la puerta, pero esta vez más fuerte… con insistencia… a los pocos segundos escuché un: “Ya Voy”

Me relajé un poco, a los segundos Angineé abrió la puerta, le sonreí sólo para ponerla nerviosa, pues sé que le encantaba mi sonrisa, ya estaba muy al tanto de lo que provocaba en ella.

Pero al detallarla bien me tensé, quité inmediatamente la sonrisa de mi cara. Angi tenía cara de no haber dormido toda la noche, cuando sé que eso es imposible, porque yo quedé en estado vegetal toda la noche, toda la mañana, hasta la una de la tarde. A decir verdad, como no saberlo si caigo en coma cada vez que ella duerme.

—¿Por qué estás así? —le pregunté, podría jurar que a estas alturas mis ojos empezaban a volverse totalmente negros de la rabia que sentía… no entendía mi rabia… pero no era algo que podría evitar en plena acción.

Ella se quedó mirándome unos segundos, hizo una mueca que quiso volver una sonrisa, pero no lo logró, así que sólo se limitó a decirme:

—No pasa nada, entra y cálmate, ¿sí?… noto que empiezas a molestarte, a menos que esos ojos, que se están volviendo completamente negros, sean porque te excita verme así.

Es demasiado sarcástica, no pierde la oportunidad para serlo —pensé.

Como no tenía cabeza siquiera para caminar me desmaterialicé frente al sofá de la sala, sentándome para parecer menos amenazante, debía controlar un poco mi absurda molestia.

Cerró la puerta, puso los seguros y, mientras caminaba hacia mí, me dijo:

—¿Quieres almorzar? Ya tengo preparado algo, supongo que será un desayuno casi almuerzo… pero discúlpame aún no estoy lista como podrás ver, tampoco te preocupes por cómo está mi cara, ni cómo me siento, sólo fue un mal sueño.

La observé minuciosamente, aún tenía ropa de dormir. Fruncí el ceño detallándola y riendo para mis adentros ya que esa ropa que usaba para dormir era demasiada larga y fea, tenía un bello cuerpo como para estar escondiéndolo.

Lo que aún no terminaba de entender era por qué su cara estaba tan demacrada sólo por un sueño. Además, tenía una mezcla entre preocupación y malestar, debo relajarme, sólo fue una pesadilla, así que no veo cuál puede ser el problema de que un humano tenga un mal sueño —pensé.

Luego de unos pocos segundos le dije:

—Gracias, agradezco tu amabilidad, sí comeré. Para ganar tiempo si quieres puedes ir alistándote para salir, mientras tanto yo almuerzo lo que me preparaste.

—Me gusta tu idea, bueno sírvete tú mismo ¿Sí?, yo me iré a bañar, sólo dame unos cuantos minutos y estaré lista.

La observé, perplejo, sinceramente no esperé que aceptara, luego miré hacia la cocina pensando:

Creo que no tendría problema con ningún artefacto —sonriendo ampliamente le dije:

—Bien, mujer yo me serviré, pero no respondo del desastre que pueda dejarte en la cocina.

Ella me miró con mala cara, luego sonrió con cansancio diciéndome:

—No te preocupes, sólo no rompas nada, si cumples con eso no tendremos problemas.

Diciéndome eso dio media vuelta, dirigiéndose a lo que suponía era su habitación.

¡Grandioso! esta mujer pensó en mí… en alimentarme, creo que le empiezo a importar, sin embargo, a pesar de la situación, me agrada, cosa que no debería porque hasta los momentos no sabía qué hacer con ella, tampoco sabía que significaba en mi vida. Mejor me concentraba en la comida e intentaba dejar de pensar en ella, porque el colmo sería que me volviera a excitar y me crecieran los cuernos en este momento, aunque ahora que lo pensaba bien, Angi debía de estar desnudándose en este momento.

—Maldición —Lo dije más alto de lo que esperaba—, mejor, me pongo a comer de una buena vez —terminé susurrando.

Serás imbécil, deja de pensar así, ¡Eres un demonio! —dije para mis adentros.

Mientras degustaba toda esa comida, me empecé a excitar, pues comer todo eso sabiendo que ella lo hizo, sólo para agradarme o alimentarme ya era mucho para el macho que llevaba por dentro.

Mientras pensaba en la reacción que estaba tomando mi cuerpo… ¡Mierda! Me llegó el olor de excitación de Angi… no había terminado de procesar la información cuando me desmaterialicé hasta dónde provenía su olor.

Kassfinol

Escritora de novelas románticas paranormales y libros de terror

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